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Las invasiones bárbaras (Mis últimos días)

  • Foto del escritor: Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
    Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
  • 27 feb 2023
  • 3 Min. de lectura

Rémy y Sebástien (ficción)


Rémy es un hombre en su edad madura.


Hasta hace poco tiempo disfrutaba y ejercía sus capacidades físicas de manera plena, incluso en exceso.


Ahora lo vemos postrado en un hospital enfrentado a una grave enfermedad en fase avanzada, quizá, terminal. Está acompañado únicamente, por su exesposa (quien le dejó años atrás, por su enésima infidelidad).


Le acompañan también, en la misma habitación del hospital, otros tres enfermos, pues se trata de una institución pública.


Su vida, satisfactoria en muchos aspectos (actividades mundanas incluidas), su desempeño profesional como profesor de cátedra en una prestigiada universidad; su acendrado gusto por la lectura; sus amigos, con los que compartía esas lecturas y sus debates sobre el devenir de su país y del mundo; el deleite de la buena comida y la buena bebida; sus conquistas amorosas, correspondidas con bastante éxito por el sexo opuesto y, en fin, todo su trajinar hasta fecha reciente, le resultan ahora recuerdos que parecen muy lejanos pero sobre todo, dolorosos, ante el calvario de su padecimiento.


Su matrimonio fracasado, la relación lastimada y distante con sus hijos, especialmente con Sebástien, el varón, le remiten a cuestionarse el sentido de su existencia, de su tránsito terrenal.


No obstante, sus continuos desencuentros con su padre, Sebástien (a petición de su madre) acepta hacer el largo viaje (radica en el extranjero) para acompañarle, tal vez, en sus días postreros.


Aquí comienza lo verdaderamente trascendente, la razón suficiente (en mi opinión) para ver y admirar esta película.



Salud pública y salud privada (realidad)


En una parte de la película, Rémy se dice a sí mismo, que debe tolerar algunas incomodidades en la atención y retrasos en los procedimientos médicos ya que, en su momento, votó por la “nacionalización” de los hospitales.


En México hace tiempo que no tenemos que enfrentar esa disyuntiva, pues coexisten ambos sistemas de Salud: el público y el privado.


El primero (público) lo encabezan principalmente dos instituciones: Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).


Ambas instituciones cuentan con profesionales médicos de alta capacidad y, desde luego, con equipos y tecnología para atender a sus derechohabientes.


Tienen como retos principales, extender su cobertura tanto geográficamente, como por sectores o grupos de la población.


Por su parte, el sector privado de la Salud, ha crecido de manera importante, en años recientes y hoy por hoy, su oferta en hospitales, clínicas, equipamiento, profesionales médicos, y servicios médicos en general es de calidad, así como basta y diversa.


Sus áreas de oportunidad son la cobertura preventiva y la atención de primer contacto. Desde luego, mejorar su oferta económica para que esté al alcance de mayores sectores de la población.

Acto de amor


Ante el incremento de la longevidad que ha experimentado nuestra población, desde mediados de los años setenta del siglo pasado, cabe que cada uno nos preguntemos con qué clase de salud queremos disfrutar de ese mayor tiempo de vida.


Ante ello se hace necesario un Acto de amor:


Primero: con nosotros mismos, para mejorar nuestro estilo de vida y nuestros hábitos alimenticios. Asimismo, para cultivar una cultura de prevención médica que nos permita la detección y atención temprana de posibles padecimientos o enfermedades.


Segundo: para nuestros seres queridos y, en general, para las personas que dependen económicamente de nosotros, y a los cuales, debemos inculcar tanto los buenos hábitos alimenticios, como la cultura de la prevención.


Asimismo, hacer de su conocimiento oportunamente la elección que hayamos tomado con respecto a nuestra atención médica (pública o privada), sobre todo, en casos extremos.


Dicen y dicen bien: “con SALUD, lo hay todo; sin SALUD no hay nada”.

Corolario


Ojalá tengas oportunidad de ver la película y te guste, como a mí.


Asimismo, espero que las notas de arriba te sean de utilidad.


Si es así, coméntame.


En casi contrario (se vale), también… coméntame.


Finalmente recuerda:

…al nacer todos recibimos dos pasaportes, uno para transitar por el mundo de los sanos, otro para moverse en el territorio de la enfermedad. Tarde o temprano usaremos el segundo. Susan Sontag en la ´Enfermedad y sus metáforas´…” (Tomado de “El cerebro de mi hermano”. Rafael Pérez Gay. Ed. Seix Barral).


Apoyemos, reconozcamos y respetemos a nuestros médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros, operadores de ambulancias, personal de intendencia y a todo el gremio de la salud. Ellos trabajan en nuestro beneficio y contra el COVID-19.

22 / febrero / 2023

Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval

Agente Profesional de Seguros

Consultor Fiscal

www.retiroatiempo.com

9991-929563

 
 
 

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