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Patrimonio… tener, planear, conservar

  • Foto del escritor: Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
    Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
  • 10 nov 2020
  • 3 Min. de lectura

De mendigo a millonario


La historia de Jerry Winkler, el holandés que se convirtió en millonario, después de haber sido vagabundo gran parte de su vida, es real, pero pareciera, más bien, el argumento de una película hollywoodense.

El joven Winkler (tenía veintiocho años, cuando su vida se transformó) pasó largas temporadas caminando errante por las calles de Ámsterdam, viviendo de limosnas y durmiendo en las bancas de los jardines públicos.


Había perdido a su madre siendo casi niño y quedó a cargo de quien creyó su padre biológico. Un hombre que se dedicó a maltratarlo, a hacerle la vida aún más miserable y que, finalmente, lo remató al revelarle que no tenía ninguna clase de parentesco con él. Fue así que pasó a tener por hogar la calle y por destino la sola sobrevivencia.


Pero la malsana infidencia del padre putativo tuvo la virtud de orillar al joven, a hurgar en su pasado. Después de múltiples indagaciones, se descubrió único heredero del Ing. Alfred Winkler, acaudalado empresario quien había fallecido años antes y legado todos sus bienes a una fundación.


Los avatares continuaron para el joven Winkler pero, al fin, la justicia llegó para él y una muy buena parte de la fortuna de su verdadero padre, llegó a sus manos. Así pasó, literalmente… ¡de mendigo a millonario!

¿Conoces tu patrimonio?


No todos podemos recorrer el camino fabuloso que llevó a Jerry Winkler, a conformar lo que hoy constituye su patrimonio. El común de la gente, trabajamos durante la mayor parte de nuestra existencia y, en el camino, nos vamos haciendo de las cosas, de los bienes, de las inversiones, de los negocios, de todo aquello que sumado, llamaremos Patrimonio.


Como todo en la vida, hay distintas formas de hacer las cosas, en este caso el patrimonio. En un extremo, los que vamos haciendo un caudal de manera intuitiva, de acuerdo a la etapa de nuestra vida por la que transitamos. Al otro lado, los meticulosos, se fijan metas acerca de aquello que quieren o desean obtener y le ponen un plazo a su consecución. En medio de ambos, todas las combinaciones que te puedas imaginar.


Sea cual sea tu método de “hacer fortuna”, en algún punto del camino habrá que hacer un alto, para conocer lo que se tiene, para detallar el patrimonio, y así tomar acciones para mantenerlo, protegerlo, incrementarlo y, ulteriormente, decidir sobre su destino.

Desglosando mi patrimonio


Existen muchas definiciones de lo que es patrimonio. La que te comparto, llegó a mí en un reciente evento de capacitación (siempre se aprende algo nuevo) y me asombra por su sencillez contundente:


Patrimonio es todo aquello por lo que alguien te daría dinero si lo vendieras”.


Una definición más técnica considera:


El patrimonio es el conjunto de bienes, obligaciones y derechos, susceptibles de apropiación y que no están excluidos del comercio, siempre y cuando puedan ser valuados pecuniariamente.


Sin pretensiones académicas, aquí lo más importante, es llegar al detalle de la integración de dicho patrimonio. Así de común, un patrimonio reflejará:


Bienes inmuebles: tales como casa habitación, edificios, terrenos, entre otros, y


Bienes muebles: vehículos, mobiliario y enseres, inversiones (en acciones, bonos, valores, negocios).


Tal como marcan las definiciones anteriores, una vez realizado el inventario del patrimonio, habrá que hacer un avalúo del mismo.


A la suma de dicha valuación, debe restarse el importe de las deudas, ya que las mismas, también forman parte del patrimonio.


Con ello, llegaremos al Patrimonio Neto.

Preguntas sobre mi patrimonio

Ahora que tengo una valuación, viene lo más importante: cuestionarme acerca de mi patrimonio:


1.- ¿Es congruente?

2.- ¿Es satisfactorio?

3.- ¿Cuánto tiempo he invertido en su integración?


Y lo más importante:


4.- ¿Cómo puedo protegerlo?,

5.- ¿Cuánto tiempo me permitiría sobrevivir, si hoy, por cualquier razón, dejara de generar ingresos?

6.- ¿Por cuanto tiempo sobreviviría mi familia (en mi ausencia) con dicho patrimonio?,

7.- ¿Son aptos mis descendientes para manejar dicho Patrimonio?

8.- ¿Mis socios, proveedores, acreedores y terceros relacionados conmigo, estarían dispuestos a seguir tratando (ante mi ausencia definitiva) con mi familia?

9.- ¿Se preservará mi patrimonio o se extinguirá, junto con mi existencia?


Interrogantes, todas, de relevancia y para cuyas respuestas, espero contribuir contigo, a través de este espacio o, si me das la oportunidad, de manera personal.

Finalmente recuerda:


“¡Nadie ha quebrado por pagar su seguro de vida, sin embrago, incontables familias han quedado en la ruina por no pagarlo!”

Apoyemos, reconozcamos y respetemos a nuestros médicos, enfermeras y a todo el gremio de la salud.


10 / noviembre / 2020


Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval

Agente Profesional de Seguros

Consultor Fiscal

www.retiroatiempo.com

9991-929563


 
 
 

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© 2020 Gutiérrez y Arredondo S.C.P.

Página oficial creada para Lic. Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval.

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