Ensayo sobre la ceguera
- Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
- 20 mar 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 24 mar 2020
En alcance a nuestra entrega anterior “El Amor en los tiempos de coronavirus” (https://www.retiroatiempo.com/post/el-amor-en-los-tiempos-del-coronavirus), afirmábamos:
Vaya que con la literatura aplica muy bien aquello de que “la realidad, siempre acaba superando a la ficción”.
Ahora recordamos a otro grande la literatura: José Saramago y su obra publicada en 1995: Ensayo sobre la ceguera.
Ahí se reseña como, prácticamente de la nada, surge una epidemia llamada “ceguera blanca”, la cual comienza con unos cuantos casos pero, rápidamente, se multiplica de manera exponencial, extendiéndose fuera de la ciudad y del país, para escalar a dimensiones mundiales.
El origen, como ya se dijo, es desconocido. En el epílogo de la novela, nos enteramos de que la desaparición de la enfermedad y, con ello, de la pandemia, también es incierto.

En medio de todo ello, Saramago nos describe las terribles vicisitudes por las que atraviesan los personajes de la historia, y que nos retrata a una sociedad temerosa ante lo ignoto, pero también profundamente egoísta y dispuesta a perder cualquier rasgo de humanidad hacia sus congéneres, para lograr la supervivencia.
Las autoridades de ese país ficticio, víctimas a su vez de sus propios temores pero, sobre todo de su profunda incapacidad, sólo atinan a tomar medidas arbitrarias, represivas y segregacionistas.
Como diría el clásico: cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
En nuestros días (en la realidad “real”), en adelante recordaremos de manera infausta la fecha del 11 de marzo de 2020: en ella, la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha declarado al COVID-19 (alias coronavirus), como una pandemia.
Consecuencia de ello, comienzan a darse las primeras medidas radicales: el cierre de fronteras; la suspensión de clases; el cierre del comercio y de la industria; las prohibiciones de todo tipo, para el desplazamiento de las personas: desde el impedimento de atracar a embarcaciones en curso de navegación, hasta la suspensión de vuelos entre países y regiones determinados.
Como una “bola de nieve”, el aplazamiento, cuando no, la cancelación de toda clase de eventos de concentración masiva: conciertos, eventos deportivos, ferias comerciales, congresos y toda clase de reuniones internacionales, entre las más relevantes.
“Se cierra el mundo hasta nuevo aviso”.

Desde luego, los “mercados”, altamente sensibles a sus intereses económicos, han desquiciado, en cuestión de horas, esos sacrosantos lugares, dispersos por todo el mundo, conocidos como “bolsa de valores”. Con ello han desencadenado movimientos financieros abruptos en los tipos de cambio de las distintas monedas.
La verdadera dimensión y consecuencias de lo aquí, brevemente reseñado, se verán en los tiempos por venir.
Esperamos, al contrario de lo que pasa en la novela, los dirigentes, líderes, autoridades y, en general, quienes toman las decisiones, se abstengan de que las tropelías sean su denominador común.
De todos los ciudadanos de “a pie”, deseamos que el coronavirus no nos transforme en más “ciegos” que aquellos a los que aqueja esa enfermedad ya que, al final de todo esto, tendremos que volver a vernos como que lo que somos: humanidad.

Finalmente recuerda:
“…al nacer todos recibimos dos pasaportes, uno para transitar por el mundo de los sanos, otro para moverse en el territorio de la enfermedad. Tarde o temprano usaremos el segundo. Susan Sontag en la ´Enfermedad y sus metáforas´…” (Tomado de “El cerebro de mi hermano”. Rafael Pérez Gay. Ed. Seix Barral).
11/marzo/2020
Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
Agente Profesional de Seguros
Consultor Financiero
9991-929563
Comments