Plazo de gracia en Póliza de Seguro (realidad)
- Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
- hace 13 minutos
- 7 Min. de lectura
¡No te preocupes, tienes 30 días de gracia para pagar tu póliza!
Seguramente habrás escuchado muchas veces esta afirmación.
Muy probablemente, con tal contundencia por parte de quien te lo dice, que quedas convencido de “su conocimiento, experiencia y sabiduría”.
Al amparo de esta “conseja popular”, algunos incluso, han caído en la mala práctica de solicitar una Póliza, obtenerla, diferir su pago, exhibirla para los propósitos correspondientes y, luego de transcurridos los supuestos 30 días de gracia, simplemente no pagar.
Y, obvio, la póliza se cancela por falta de pago.
Pero para las personas que aplican esta mala práctica, el propósito se cumplió.
Ocurre, muy frecuentemente, en el Seguro de Auto, una vez que se ha logrado realizar algún trámite ante una autoridad, en relación con el vehículo.
Otro caso, aunque menos habitual, se da en los Seguros de Responsabilidad Civil, cuando ante la celebración de algún contrato de obra, se pide como requisito exhibir la Póliza para realizar la adjudicación.
También se ha llegado a presentar en los llamados “Seguros Escolares”, incluso cuando se ha repercutido y cobrado su costo aleatorio a los propios padres de familia.
Pues bien, déjame decirte: en realidad, dicho plazo de gracia, en términos generales, sólo es aplicable al primer pago de tu póliza de seguro.
En otras palabras, si pactaste pago en parcialidades, la primera fracción de pago es la que puede diferirse hasta treinta días.
Si tu pago es anual (contado), aplica a ese pago inicial que, en este caso, será el único.
Todo lo que aquí te digo, tiene su principal soporte (aunque no único) en los siguientes dos artículos de la Ley Sobre el Contrato sobre Seguro (LSCS):
Artículo 25.- Si el contenido de la póliza o sus modificaciones no concordaren con la oferta, el asegurado podrá pedir la rectificación correspondiente dentro de los treinta días que sigan al día en que reciba la póliza. Transcurrido este plazo se considerarán aceptadas las estipulaciones de la póliza o de sus modificaciones.
De este artículo se desprende el propósito de dicho plazo de gracia, a saber: que el asegurado se cerciore de que su póliza se corresponde con la oferta original de la aseguradora.
Artículo 40.- Si no hubiese sido pagada la prima o la fracción correspondiente, en los casos de pago en parcialidades, dentro del término convenido, los efectos del contrato cesarán automáticamente a las doce horas del último día de ese plazo. En caso de que no se haya convenido el término, se aplicará un plazo de treinta días naturales siguientes a la fecha de su vencimiento.
Aquí se corrobora, que dicho plazo de gracia, únicamente es aplicable al pago del primer período.
Ten cuidado: por hacer caso de leyendas urbanas, puedes dejar desprotegido tu patrimonio o, más grave, a tus seres queridos y a ti mismo.
Parece algo complicado, pero si lo hablas antes con tu agente de seguros, él aclarará todas tus dudas.

El secreto de sus ojos (ficción)
Benjamín Espósito, abogado, oficial primero de juzgado; Irene Menéndez Hastings, abogada posgraduada en la Universidad de Cornell y, recién, nombrada secretaria judicial; Pablo Sandoval, oficial a secas, mismo juzgado; Dr. Romano, colega adscrito a la sección 18 del juzgado; Liliana Coloto, joven maestra y recién casada; Ricardo Morales, empleado bancario, esposo de Liliana; Isidoro Gómez, amigo de la infancia de Liliana.
Benjamín Espósito, es un abogado experimentado que lleva años trabajando en un juzgado de Buenos Aires. Se esfuerza por hacer su trabajo de manera pulcra, lo que no es muy bien visto por algunos de sus colegas.
Irene Menéndez Hastings, con blasones, ahora de regreso a su patria, se convierte en la nueva jefa de Benjamín.
Pablo Sandoval, segundo de a bordo de Benjamín, abogado también, conocedor de su trabajo y con experiencia acumulada. Gusta, en exceso, de las bebidas espirituosas.
Dr. Romano, colega de Benjamín, asignado a la sección 18 contigua del mismo juzgado. Se alternan la atención de los casos que llegan a la oficina.
Liliana y Ricardo, joven matrimonio, ambos trabajan, ella en su profesión de maestra. Él, como cajero en un banco. Viven su presente, construyendo para el futuro, mismo que esperan luminoso.
Isidoro, amigo de la infancia y juventud de Liliana, allá en su pueblo natal.
El primer día de trabajo de Irene, a Benjamín le asignan un caso que de origen debió atender su colega de la sección 18, el Dr. Romano. No obstante, el titular del juzgado apoya a este último y ordena que lo atienda Espósito.
Benjamín llega a la escena del crimen (se trata de un homicidio) todavía quejándose con el personal de apoyo, del abuso por parte del Dr. Romano, quien parece usar sus influencias, para involucrarse o zafarse de los asuntos según le convenga.
Al entrar al domicilio y ante lo que ahí observa, Espósito para en sus lamentos y queda impactado por la escena: se trata de Liliana, quien yace inerte, desnuda y ensangrentada.
Benjamín Espósito, ha sido tocado por el destino y, ahora, iniciará un doloroso y largo camino en su afán por resolver este caso.
En el juzgado, solo Irene y Pablo Sandoval le apoyarán en su afán de hacer justicia. Pero pagarán un alto precio por apoyarle.
Afuera, un desolado Ricardo, el esposo de Liliana, se convierte en el ariete e impulsor de Benjamín, pues desea a toda costa que el asesino de su esposa pague su crimen hasta sus últimas consecuencias, aunque está consciente de que ni eso, ni nada, le devolverá a su amada, ni a su existencia… ¡la tranquilidad!
“… cuando le encontremos al tipo este, qué condena le toca… homicidio calificado por violación, le corresponde perpetua... qué va a hacer, acá pena de muerte no hay… no que viva muchos años… así, se va a dar cuenta de que todos estos años están llenos de nada…
El amor de una joven pareja ha sido truncado de manera vil e inhumana.
“…puede ser que esté buena la novela…pero no es para mí…no sé, tú te sentirás en el final de tu vida y querrás mirar para atrás…pero yo no puedo…yo tengo que ir a trabajar todos los días…y vivir con esto, que no sé si será la justicia… pero es una justicia… y, al final del día tengo que volver a mi casa… y vivir con mi marido… y con mis hijos que adoro…mi vida entera fue mirar para adelante…atrás… no es mi jurisdicción…me declaro incompetente…”
Ahora, unos se embarcan en la búsqueda de justicia que les regrese la posibilidad de volver a confiar en la humanidad.
“…usted no sabe lo que es el amor de ese tipo…conmueve… es como si la muerte de la mujer lo hubiese dejado ahí detenido…para siempre…eterno…tiene que ver lo que son los ojos del pobre hombre…están en estado de amor puro…usted se imagina lo que debe ser un amor así… sin el desgaste de lo cotidiano…de lo obligatorio…”
Otros, huyen y amedrentan, para dejar en claro que el mal existe, persiste y resiste.
En los ojos de todas estas personas hay muchas preguntas, pero pocas y veladas respuestas.
“…es por el tema de las miradas…si tu ves a este muchacho mirando a esa mujer… adorándola…los ojos… hablan… hablan al pelo los ojos…”
Película argentina de 2009, considerada entre las cien mejores películas argentinas de todos los tiempos. Dirige Juan José Campanella. Actúan de manera soberbia: Ricardo Darín; Soledad Villamil; Pablo Rago; Javier Godino; Guillermo Francella; Carla Quevedo; Mariano Argento. Ganadora de múltiples premios como el Premio Especial del Jurado del Festival de Cine de La Habana, así como el del Oscar, como mejor película extranjera.

Acto de amor
En anteriores oportunidades hemos mencionado que la contratación de un seguro de vida, equivale a un acto de amor.
Primero: para contigo mismo, al reconocerte como ser humano sujeto a todos los riesgos que implica vivir la simple “vida diaria” y que la misma se vea perturbada por alguna eventualidad funesta.
Dicen, y dicen bien: “los accidentes no avisan, suceden”.
Segundo: para tus seres queridos y, en general, para las personas que dependen económicamente de ti, y a las cuales, de manera normal, tú vienes apoyando a cristalizar sus planes y proyectos. Para que, en tu ausencia, esos planes y proyectos no se trunquen.

Corolario
Ojalá tengas oportunidad de ver la película y te guste, como a mí.
Asimismo, espero que las notas de arriba te sean de utilidad.
Si es así, coméntame.
En casi contrario (se vale), también… coméntame.
Finalmente recuerda:
“¡Si eres de los que piensan: no puedo pagar un seguro de vida (o un Seguro de Protección y Ahorro); probablemente lo necesites más que aquellos que si pueden pagarlo!”
Apoyemos, reconozcamos y respetemos a nuestros médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros, operadores de ambulancias, personal de intendencia y a todo el gremio de la salud. Ellos trabajan en nuestro beneficio y contra el COVID-19.
29 / julio / 2025
Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
Agente Profesional de Seguros
Consultor Fiscal
9991-929563
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