Póliza de Seguro, datos que debe contener (realidad)
- Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
- hace 18 horas
- 5 Min. de lectura
¿Has leído tu Póliza de Seguro?
Si alguien te hace la pregunta, probablemente tu respuesta incluya frases como:
“… sí, si claro, es donde vienen los datos del auto… ¿no?”
“… desde luego, ahí aparece lo que me cobran… ¿no?”
“… recuerdo aparece mi nombre y la fecha… ¿no?”
Ese tipo de respuestas demostrará, en el mejor de los casos, que has leído lo que se conoce como “Carátula de la Póliza”, la cual, aunque forma parte integral, no es, en sí, la Póliza de Seguro.
La Póliza es, en el sentido más amplio, el Contrato de Seguro, y su importancia radica en que, como en cualquier contrato, ahí se contienen, amén de datos generales, los Derechos y Obligaciones de los firmantes.
Por lo regular, si acaso lo hacemos, leemos la “Carátula de la Póliza”.
Pocas personas se toman el tiempo de leer el Contrato de Seguro (la Póliza, en todo su detalle).
Para que la próxima vez que alguien te haga esa pregunta, o bien tengas necesidad de hacerlo, a continuación, te menciono los datos mínimos que debe contener tu Póliza de Seguro.
I.- Los nombres, domicilios de los contratantes y firma de la empresa aseguradora;
II.- La designación de la cosa o de la persona asegurada;
I II.- La naturaleza de los riesgos garantizados;
IV.- El momento a partir del cual se garantiza el riesgo y la duración de esta garantía;
V.- El monto de la garantía;
VI.- La cuota o prima del seguro;
VII.- En su caso, la mención específica de que se trata de un seguro obligatorio a los que hace referencia el artículo 150 Bis de esta Ley, y
VIII.- Las demás cláusulas que deban figurar en la póliza, de acuerdo con las disposiciones legales, así como las convenidas lícitamente por los contratantes.
Lo anterior, de acuerdo al artículo 20 de la Ley Sobre el Contrato de Seguro.
Parece algo complicado, pero si lo hablas antes con tu agente de seguros, él aclarará todas tus dudas.

Carancho (ficción)
Sosa, abogado, ahora dedicado a gestor; Luján, médica de profesión, trabaja de noche, como parte de un servicio de emergencias; de día, en un hospital; El Perro, es su apodo, pero también, el modo más descriptivo de su persona; encabeza una mafia de defraudadores; Casal, seudo abogado y segundo de a bordo de El Perro.
Sosa, es un abogado al que le han retirado la licencia para ejercer su profesión.
Agobiado por la necesidad económica, ingresa a un bufete cuya oferta de servicios es la asesoría jurídica a personas que han sufrido accidentes y que requieren apoyo para gestionar sus indemnizaciones ante las aseguradoras.
Dicha oferta tiene el atractivo para el común de la gente (la más necesitada) de que los servicios del bufete se cobran hasta el momento de la entrega efectiva de la indemnización.
Para lograr sus objetivos, el gabinete recurre a toda clase de artificios legales y no legales. En el trasfondo, se esconde la simulación, la distorsión, el agravamiento ficticio y, en suma, la corrupción con fines de extorsión monetaria.
Luján, joven médica, labora durante el día, en un hospital y, como muchos de sus colegas, para completar el mes, de noche forma parte de una ambulancia que atiende las emergencias nocturnas en la vía pública.
El Perro (en la vida real, un funcionario de la policía) es el verdadero dueño del bufete de asesoría jurídica, y lo usa como parapeto a sus otras actividades delictivas.
Casal, es el testaferro de El Perro y celoso guardián del negocio oculto del bufete, mismo que consiste (como ya se mencionó) en gestionar las más altas indemnizaciones por parte de las compañías aseguradoras y, al final, entregar tan sólo una mísera suma de lo recuperado a los beneficiarios.
Así, un buen día (más bien, una noche), uno de tantos accidentes que ocurren, hace que Sosa (gestor) y Luján (médica) se conozcan y, al poco tiempo …¡se enamoren!
Si fuera película hollywoodense, aquí podría terminar.
Como no lo es, prosigue y lo que viene resulta en el peor escenario para todos los personajes de esta historia.
Sosa, está harto del modus operandi del bufete y ha preferido ya, presentar su renuncia.
Casal se niega aceptar la renuncia de Sosa y, por el contrario, lo presiona a que termine los casos en curso, sobre todo, aquellos de mayor cuantía económica.
Luján, comienza a resentir las fatigas de sus turnos dobles de trabajo y presa de un añejo padecimiento que le produce dolores recurrentes, se ha aficionado a inyectarse sedantes todo el tiempo, los requiera o no.
Sosa, acude en última instancia a El Perro para que lo “libere” de sus compromisos con el bufete. Este último, desde luego, no acepta, y, por el contrario, le recuerda favores que le debe. Le conmina a seguir, ofreciéndole que le pedirá a Casal que se modere en sus exigencias.
Un “trabajo” más del bufete sale muy mal y ello, se constituye en el motivo para que Sosa, finalmente, abandone el despacho de manera unilateral.
“…aunque tú no me lo creas, le estaba haciendo un favor a Vega… él necesitaba la plata… era algo simple… tenía que salir bien… pero… salió mal…no sé qué hacer…”
Ahora, comienza a trabajar por su cuenta y, como Luján le pidió, “haciendo las cosas bien”.
Como sucede en todas las mafias: acaso tú puedes decidir cuando entras, pero no, cuándo sales, porque… ¡no hay salida!
Sosa, Luján, ahora juntos, tendrán que enfrentar a El Perro, a Casal, a los matones a su cargo y, en extremo, al sistema, a cuya sombra se propicia toda esta podredumbre humana.
Carancho (coproducida entre Argentina, Chile, España, Francia y Corea del Sur) es una película de drama, dirigida en 2010 por Pablo Trapero y protagonizada por Ricardo Darín, Martina Gusmán, Carlos Weber, José Luis Arias y Fabio Ronzano.
Participó en la sección “Una Cierta Mirada” del Festival de Cine de Cannes de 2010. Asimismo, en la edición 2011 de los Premios Óscar, fue candidata a Mejor Película de Habla No inglesa.

Acto de amor
En anteriores oportunidades hemos mencionado que la contratación de un seguro de vida, equivale a un acto de amor.
Primero: para contigo mismo, al reconocerte como ser humano sujeto a todos los riesgos que implica vivir la simple “vida diaria” y que la misma se vea perturbada por alguna eventualidad funesta.
Dicen, y dicen bien: “los accidentes no avisan, suceden”.
Segundo: para tus seres queridos y, en general, para las personas que dependen económicamente de ti, y a las cuales, de manera normal, tú vienes apoyando a cristalizar sus planes y proyectos. Para que, en tu ausencia, esos planes y proyectos no se trunquen.

Corolario
Ojalá tengas oportunidad de ver la película y te guste, como a mí.
Asimismo, espero que las notas de arriba te sean de utilidad.
Si es así, coméntame.
En casi contrario (se vale), también… coméntame.
Finalmente recuerda:
“¡Si eres de los que piensan: no puedo pagar un seguro de vida (o un Seguro de Protección y Ahorro); probablemente lo necesites más que aquellos que si pueden pagarlo!”
Apoyemos, reconozcamos y respetemos a nuestros médicos, enfermeras, laboratoristas, camilleros, operadores de ambulancias, personal de intendencia y a todo el gremio de la salud. Ellos trabajan en nuestro beneficio y contra el COVID-19.
28 / junio / 2025
Gonzalo Guillermo Miguel Sandoval
Agente Profesional de Seguros
Consultor Fiscal
9991-929563
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